El último domingo terminó el segundo ‘major’ del año, el US Open, en el hermoso Oakmont Country Club. Un torneo espectacular. Al menos así fue desde el inicio hasta el hoyo 12 del campeón Dustin Johnson el domingo. En ese momento, oficiales de reglas se le acercaron y le dijeron que no sabían si lo iban o no a sancionar por una situación en el hoyo 5.
De ahí en más, todo fue una farsa, excepto el gran juego de Johnson, a quien no iban a poder arrebatarle el título, así hubieran querido. El sentimiento de insatisfacción por el manejo de USGA generó vapuleos de jugadores -algunos de los mejores del mundo-, periodistas y fanáticos. Críticas hacia la organización y hacia las Reglas de Golf.
La situación: ¿causó DJ el movimiento?
Dustin Johnson llegó al hoyo 5 segundo de la tabla, a un golpe de Shane Lowry. El estadounidense arribó a su bola en el green e hizo su típica rutina: abanicar el putter cerca a la bola para después moverse para golpearla. Los greenes estaban imposibles para cualquier aficionado y muy difíciles para los profesionales: 14 pies. La bola, de hecho, se movió prácticamente sola a un par de jugadores. Corrientes de viento imperceptibles podían hacerla rodar. Una dificultad cerca de lo irrisorio.
Cuando Johnson se acerca a la bola para impactarla, la bola se movió. Fue un movimiento imperceptible para cualquiera que no estuviera mirando la bola con una concentración de felina. Aún más, el levísimo giro es objeto de controversia. DJ, como es conocido, se aleja de la bola y llama al oficial de reglas que iba con el grupo.
El oficial de reglas le preguntó si había generado él mismo el movimiento de la bola, al poner el palo en el suelo o algo similar. Johnson le dijo que no y su compañero de juego, Lee Westwood, lo reiteró. El juez, creyendo en la palabra del jugador (‘el espíritu del juego’), le dijo que podía seguir jugando sin penalización. De haberla movido, tendría un golpe de más.
Al llegar al hoyo 12, el jefe de oficiales de la USGA se aproximó a Johnson, ahora líder por un golpe, y le informó que no se había tomado una decisión definitiva sobre el tema y que, al terminar la ronda, lo iban a interrogar al respecto, con la evidencia de televisión. En ese momento se sabría si tenía un golpe más o un golpe menos.
Y así se desató el infierno. Críticas de todos lados: en las transmisiones, en las redes sociales, de jugadores, ex jugadores, jueces, periodistas, público, etc. No hubo una sola persona conocida que estuviera de acuerdo con esperar al final de la ronda para decirle al posible campeón si debía jugar un playoff (a 18 hoyos el lunes) o si había perdido por un golpe.
No se requiere saber de golf para ponerse en la situación. Dustin Johnson es uno de los mejores jugadores del mundo, un atleta envidiable para cualquier deporte, con una técnica prístina y una fortaleza titánica. Es uno de los pocos jugadores con títulos en cada uno de los años en que ha sido profesional en el PGA Tour. Pero… siempre había un ‘pero’: no había ganado un ‘major’.
En 2010, había perdido en el último hoyo la posibilidad de jugar un playoff por el PGA Championship en Whistling Straits. Los jueces fueron sus verdugos. Pegó una bola hacia el público. Después de que la muchedumbre se apartó, impactó nuevamente. Cuando estaba caminando al ‘green’, un juez se acercó y le indicó que tenía una penalización por apoyar el palo en un ‘bunker’. Supuestamente, las personas estaban paradas sobre el bunker y de allí pegó, como en natural, como si hubiera sido cualquier parte del campo. Se sigue discutiendo la acción.
El año pasado, en Chambers Bay, llegó al hoyo 72 con el torneo en la bolsa. Hizo tres putts y Jordan Spieth ganó su segundo ‘major’.
Esa era su deuda y no podía saber si la había saldado hasta que unos personajes incognitos, desde una oficina, le dijeran si tenía o no penalidad.
En ese contexto, lo que la USGA decidió sobre Dustin Johnson fue ridículo. ¿Cómo seguir jugando igual, si no sabía si atacar el campo para remontar un golpe de desventaja o defensivamente para mantener la ventaja que tenía? Sus mismos rivales, todos enterados, no podían jugar igual. Una situación absurda como pocas.
Jugadores profesionales y aficionados criticaron a la USGA por dilatar lo sucedido. Aquí algunas de las manifestaciones, una pequeña muestra:
Some great golf by @DJohnsonPGA all week, strong way to finish overcoming that rules farce. Happy Father's Day to DJ and all of you.
— Tiger Woods (@TigerWoods) June 20, 2016
This isn't right for anyone on that golf course. If it was me I wouldn't hit another shot until this farce was rectified.
— Rory McIlroy (@McIlroyRory) June 19, 2016
Lemme get this straight.. DJ doesn't address it. It's ruled that he didn't cause it to move. Now you tell him he may have? Now? This a joke?
— Jordan Spieth (@JordanSpieth) June 19, 2016
USGA " is there some other reason that the ball moved". Yep..gravity. #itkeepsusonearth
— Greg Chalmers (@GregChalmersPGA) June 19, 2016
No hubo una transmisión del torneo que no diera una buena paliza a la asociación por arruinar el final de una competencia excelente. Brandel Chamblee, después de la conclusión del certamen, tuvo un intercambio en vivo con los jueces, por ejemplo. Nadie defendió lo hecho por la USGA, y nunca fue tan obvio lo arbitrario y contra intuitivo de las Reglas.
La conclusión: deporte de hidalguía
Al final, Johnson pegó un maravilloso hierro 6 en el hoyo 18 y disipó toda posibilidad de que los jueces le arrebataran el torneo. Así se sintió. Si DJ perdía, sería por culpa de los jueces de la USGA. Esto lo convirtió en el campeón de la gente: todo el público lo apoyaba, ante el embate de la asociación.
Para completar este disparate, no importó lo que Johnson tuviera que decir. Le pusieron un golpe de penalidad y triunfo sólo por tres. ¿Hubieran hecho lo mismo si hubiera terminado empatando con otro jugador? Estoy seguro que no. Ante la polémica, intentaron justificar la demora, penalizando. El campeón fue el menos afectado con esto. Era claro que lo único que quería era tomar el esquivo trofeo y empezar una nueva etapa en su carrera. Las formalidades, dejárselas a otros.
No profundizaré en las consideraciones reglamentarias. La Regla en cuestión es la 18-2. Esta fue cambiada recientemente para, supuestamente, mejorar la regla anterior. Antes, si un jugador se ponía en posición de pegar y la pelota se movía, con o sin su intervención, este tenía un golpe de penalidad. Ahora, tenía que causar el jugador el movimiento.
La lógica de la USGA fue una deducción a lo absurdo bufonesca: si Johnson no causó que la pelota se moviera, ¿qué lo hizo? Luke Donald, en su Twitter, respondió de manera razonable:
No way DJ gets a penalty. Use some common sense @usga The greens are running 14 and are sloppier than Mount Everest
— Luke Donald (@LukeDonald) June 19, 2016
El video muestra que DJ no causó el movimiento. Es más, la utilización de la evidencia de video es cuestionable, bajo la Decisión 18/4, que dice que no se considera que la bola se movió si este ‘movimiento’ no es perceptible a simple vista y sólo se observa por televisión. La única forma que tuvieron los jueces para tomar una decisión (errónea) fue usar la repetición con zoom y esto no está permitido, bajo la Decisión.
Además de todos estos errores, tal vez lo más desagradable es que se viole’ el espíritu del juego’, dudando de la palabra de Dustin Johnson, su compañero de juego, y, por poco, llamándolo mentiroso con el veredicto final. La presunción de inocencia fue lanzada por la ventana de la casa inglesa del Oakmont CC. Parece que ahora es el jugador es el que debe probar su inocencia y no la fiscalía su dizque culpabilidad.
Aún antes de empezar la enumeración de Reglas, el libro que las contienen incluye un apartado titulado ‘El espíritu del juego’. Los jueces de la USGA violaron este principio con sus acciones. Dice así:
El golf se juega, la mayoría de las veces, sin la supervisión de un referee o árbitro. El juego depende de la integridad del individuo para mostrar consideración hacía los otros jugadores y cumplir las Reglas.
A diferencia de otras actividades, el golf confía en los jugadores. Cada uno de ellos debe respetar y hacer respetar las Reglas. El juez es un auxiliar, alguien que aclara las complejas leyes del juego, y que, en caso de una penalidad muy flagrante, impone castigo. El juez no es un guardia de seguridad, que presupone la mala fe y se mantiene vigilante. Dudar de Dustin Johnson, sin existir evidencia incontrovertible en su contra, es destruir los principio fundadores del golf.
No es de extrañar, entonces, que jugadores como Keegan Bradley o Rory McIlroy, dos ganadores de ‘majors’, no sólo duden de la USGA sino de las mismas Reglas de Golf. Ellos dos, entre otros:
That rule HAS TO change @USGA, PLEASE!
— Webb Simpson (@webbsimpson1) June 19, 2016
This is ridiculous… No penalty whatsoever for DJ. Let the guy play without this crap in his head. Amateur hour from @USGA
— Rory McIlroy (@McIlroyRory) June 19, 2016
These are the guys who make our rules? #scary
— Keegan Bradley (@Keegan_Bradley) June 19, 2016
Es, precisamente, la USGA y la R&A quienes las modifican cada cuatro años, y en una época difícil para el golf aficionado –con pérdida de jugadores- y excelente para el profesional, una parte de la culpa cae sobre los que determinan los destinos del juego: hombres mayores que no se preocupan por crear un reglamento más simple de entender, sino por mantener una tradición incuestionablemente. Los principio son fáciles –la verdadera tradición-, pero la aplicación es compleja a un extremo rocambolesco.
Este incidente, que según parece no tuvo consecuencias en el resultado final del US Open, ha materializado la inconformidad de los jugadores con los rectores del deporte, la necesidad de cambios, de actualización y de inclusión a actores tan importantes como los deportistas profesionales en la toma de decisiones.
En el inmaculado mundo del golf, de los clubes sociales, de los campos y la cúpula social, el ruido es siempre reprimido. Ojalá las voces disonantes, que desean cambios para mejorar, sea cada vez más fuertes.