Clásicos

Clásicos - Examen Crítico

Explorar los clásicos es un deber de todo aquel que le interese algún campo. Sin ellos, al menos una buena selección de ellos, es imposible entender un producto de la cultura en toda su extensión. Italo Calvino, en su bello libro ¿Por qué leer los clásicos?, resume en un párrafo, con simpleza, por qué hacerlo:

Compruebo que Leopardi es el único nombre de la literatura italiana que he citado. Efecto de la explosión de la biblioteca. Ahora debería reescribir todo el artículo para que resultara bien claro que los clásicos sirven para entender quiénes somos y adónde hemos llegado, y por eso los italianos son indispensables justamente para confrontarlos con los extranjeros, y los extranjeros son indispensables justamente para confrontarlos con los italianos.

Los clásicos son un gusto en sí mismos y son herramientas del entendimiento. Quien no haya visto el Film noir norteamericano (al menos un par), seguramente no entenderá Reservoir Dogs de Quentin Tarantino y, sin Tarantino, no habrían caso con las Pulp noir de la década de los 90 del siglo pasado. Pasa lo mismo con todos los géneros. Ni que decir del infinito corpus literario.

Sin llegar al extremo de que no existen ideas originales y todo se remonta a un núcleo primigenio, del que se deriva todo producto cultural, ciertos vínculos son indestructibles. Los clásicos permiten ver esos vasos conectivos.

Son tantas las razones por los que son importantes los clásicos que podrían escribir cuartillas y cuartillas  sobre eso. En vez de hacerlo, mejor entrar en materia.